Escocia es para el golfísta un lugar de peregrinación obligada donde ir en algún momento de su vida. Un lugar donde el tiempo parece haberse detenido permitiendo al jugador experimentar el golf en su dimensión más pura. Como hace 500 años, en los mismos entornos y sobre la misma hierba donde reyes y aristócratas apostaban sobre quien podría enviar una pequeña bola a más distancia con un palo, aquí se sigue forjando la historia de este deporte.
Pero si hay un lugar que destaca especialmente por su historia es St Andrews, considerada la cuna del golf. Este deporte se practicaba en estos pastos desde hace casi 600 años transcurriendo por una franja de tierra que se extiende junto al Mar del Norte. Era un divertimento de la nobleza hasta que en 1552 el arzobispo John Hamilton confirmó los derechos de los habitantes del pueblo de St Andrews a utilizar estos terrenos para la práctica del golf. Los campos siguen siendo públicos hoy en día.